Surgen preguntas
Incluso mi hija mayor, que suele estar muy centrada, parecía distante, casi como si estuviera experimentando un cambio en la dinámica familiar. “¿Hay algo que no nos estás contando?” Se preguntaban a menudo, pillándome a mitad de frase. Los más pequeños también empezaron a recordar a su madre, a hacer preguntas que llevaban tiempo sin respuesta. Llegué a la conclusión de que no podía retrasar más la conversación. Los niños ansiaban claridad y era mi trabajo proporcionársela.

Surgen las preguntas
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Afrontar la realidad
Ya no podía ocultar la carta. Mis hijos sentían que algo iba mal, y evitar la conversación sólo agravaba la situación. Me vi obligada a hablar abiertamente del tema y dar a mis hijos la claridad que se merecían. El peso de la carta me pareció más ligero después de tomar una decisión. Tenía que prepararme para una conversación que abriría viejas heridas y a la vez señalaría un nuevo camino a seguir.

Afrontar la realidad