Nueva fuerza
Una sensación de nuevo valor y determinación me invadió y me llevó a abordar los problemas de forma estructurada. Empecé a hacer listas, a establecer prioridades y, si era necesario, a buscar apoyo profesional. “Podemos hacerlo”, tranquilicé a mis hijos una noche. Los consejos del grupo de apoyo fueron vitales y me ofrecieron soluciones prácticas. Sin prisa pero sin pausa, sentí que recuperaba mi apoyo, preparada para afrontar los retos que tenía por delante con renovada determinación.

Nueva fuerza
Publicidad
Paz inestable
Sin embargo, tenía la impresión de que la inquieta paz en casa pendía de un hilo. Los niños experimentaban el trasfondo de la tensión y añadían un ligero estrés a su vida cotidiana. Hice todo lo posible por mantener la calma, pero el ambiente era claramente tenso. “¿Estás bien, papá?” Preguntaron mis hijos mayores con evidente preocupación en los ojos. Asentí y esbocé una sonrisa. La resolución era inestable, y todos parecían dudar de las incertidumbres inminentes.

Paz inquieta