Una mirada compartida de anticipación
James y yo intercambiamos una mirada cómplice, una comunicación silenciosa que dejaba claro que algo importante estaba por suceder. “¿Preparada?”, me preguntó con una mezcla de entusiasmo y cautela en la voz. “Hagámoslo”, respondí, esforzándome por igualar su determinación. Nos acercamos conteniendo la respiración, aferrándonos a la tensión que impregnaba el aire, plenamente conscientes de que, de una forma u otra, estábamos a punto de descubrir aquello hacia lo cual la leona nos había estado guiando todo este tiempo.

Una mirada compartida de anticipación
Avanzar hacia lo desconocido
Con paciencia y sumo cuidado, avanzamos, cada crujido bajo nuestros pies amplificado por el silencio expectante que nos envolvía. James hizo una broma en voz baja, un intento sutil de aliviar la tensión mientras nuestros ojos recorrían el entorno en busca de alguna señal. Seguimos concentrados, guiados por la leona, cuyos pasos firmes nos marcaban el rumbo. La atmósfera crepitaba de suspense, como si incluso el bosque contuviera la respiración con nosotros. Estábamos listos, o al menos queríamos creerlo, preparados para una revelación que flotaba justo fuera de nuestro alcance, como un secreto susurrado esperando a ser revelado.

Avanzar hacia lo desconocido

