Un grito repentino
El estruendo de un grito atravesó el aire, calentándome el corazón. Contró la tranquilidad y me generó escalofríos. Examino mi entorno y observo el temor reflejado en las miradas de todos. ¿Has escuchado eso?”, murmulló una mujer junto a mí, con voz angustiosa. Me resultó que todo había pasado en un momento y que ahora estamos integrando algo mucho más amplio que unas vacaciones.

Un grito repentino
Los turistas piden ayuda
Algunos turistas se sintieron paralizados y corrieron hacia la seguridad de nuestro autobús, con voces al filo de la histeria. ¡Ayuda! “Hay que actuar”, exclamó uno de ellos, agitando sus brazos para captar la atención del líder. Otro se precipitaba, examinando su móvil en busca de una llamada o un mensaje. Los grupos dispersos respondían de manera distinta y la tensión aumentaba como el vapor en una sartén que estaba hervida.

Los turistas piden ayuda