Ignorando su mirada
Sentí su presencia a mi lado, pero me negué a reconocerla. Su mirada estaba llena de interrogantes, tal vez de remordimientos, pero eso no me atraía. Mi objetivo era evidente. Había tomado una decisión y su arrogancia la había sellado para siempre. Mi determinación se reforzaba a cada paso que dábamos de vuelta al coche. Ya no había vuelta atrás. Esta vez no iba a dejar que me dominara.

Ignorando su mirada
Un sistema de fusión
Corrí por mi mente, intentando pagarle su arrogancia. Se me ocurrieron multitud de ideas, cada una más satisfactoria que la anterior. La noche era tranquila, pero también lo era mi pensamiento. Repetía una y otra vez sus palabras: “Depende de ti hacerlo, ¿no?” ¡Qué valor! No le dejaría salirse con la suya. No tenía ninguna duda de que su acertado comentario había provocado una serie de acciones que nunca habría podido prever.

Un sistema de fusión