Tenía que salir
Vio la radio del agente a través de los barrotes que separaban la parte delantera y trasera del automóvil. Daryl no podía alcanzar la radio mientras estaba esposado, así que primero tenía que averiguar cómo salir de ellas. “¡Socorro!”, gritaba con cada vehículo que pasaba, pero nadie le oía. El coche se iba calentando poco a poco, y Daryl notaba que se le acumulaba el sudor en la frente.

Tenía que salir
Un ataque de pánico
Cada vez tenía la boca más seca y el sudor empapaba su camisa. Había oído hablar de gente que moría a causa del sobrecalentamiento del coche y le preocupaba que su fe sufriera también. En un momento de pánico, intentó sacar las manos de los grilletes, pero su pulgar bloqueaba el camino. Afortunadamente, su sudor hacía que todo resbalara, y el grillete se fue desplazando poco a poco alrededor de su muñeca.

Un ataque de pánico