Reencuentro con la Leona
Finalmente lo vi, sentado junto a la leona, que ahora parecía más serena. Se encontraba sentada junto a él como una guardián protegente. No parecía lastimado, simplemente asombrado. Sentí alivio; estaba contento de verlo en buen estado. ¿Te encuentras bien? grité, aproximando. Asintió lentamente, aún un poco perplejo. Toda la escena parecía irreal, como extraída de uno de esos documentales acerca de la vida en la selva.

Reencuentro con la Leona
Miradas confusas
Él y yo intercambiamos miradas desconcertadas mientras la leona comenzaba a moverse por nuestro entorno, como si estuviera ponderando sobre lo que haría después. ¿Qué piensas que desea? interrogé, desmantelando el silencio que nos circundaba como una bruma. Se limitó a acortar sus hombros, tan perplejo como yo. La leona parecía angustiada y agitaba su cola con ansiedad. Ambos entendíamos que debíamos descubrir el motivo que nos había conducido hasta aquí.

Miradas confusas